Gente Maja

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Charles Chaplin (2ª Parte. Llegada a Hollywood)


Primera parte: Charles Chaplin. El Teatro.


Cuando Charles Chaplin puso los pies en Hollywood, Hollywood sólo tenía 6 años. Hasta 1907, las grandes productoras de cine tenían su ubicación en Nueva York y Chicago.

El productor Selig fue demandado por los abogados de Edison por el uso industrial de su cámara. Selig, que estaba terminando de rodar El Conde de Montecristo, y el cameraman Thomas Persons, asustados por la demanda, huyeron con la cámara demandada hasta California para terminar de rodar las últimas escenas de la película antes de que la cámara de marras fuese requisada. Y así es como nació Hollywood, en aquel entonces un arrabal en torno a un camino de árboles. Y a éste es al Hollywood al que llegó Charles Chaplin y no al que hoy conocemos.


La particularidad del Hollywood de 1912 eran sus numerosos espacios al aire libre y los numerosos días de sol de California. Se filmaba en plena calle, en callejones, en cuadras. Los directores independientes fueron llegando poco a poco y, en general, sólo se instalaban los cineastas con menos recursos ecónomicos. Uno de éstos cineastas con pocos recursos económicos era Mack Sennett, el fundador de la compañía Keystone Film, compañía en la que trabajaba Charles Chaplin.


Mack Sennett, fue discípulo de David W. Griffith, uno de los grandes creadores del cine universal.

Sennett reformuló el cine cómico y se propuso explotarlo comercialmente por cuenta propia, por lo que fundó la Keystone Film. Fue uno de los más grandes descubridores de actores cómicos, que en 1912, de poca consideración gozaban.

Bajo semejante panorama, donde Hollywood era un arrabal agreste de caminos con árboles y donde los actores cómicos eran considerados poco menos que vagos y maleantes, Chaplin llegó a "aquel agujero escondido que era Hollywood" como él mismo dijo.


Los principios fueron duros, los compañeros lo trataban mal. Era demasiado joven y demasiado tímido. Demasiado solitario y silencioso. Demasiado inglés. Pero nada fácil.


Chaplin desafió órdenes, impuso sus ideas, se negó a filmar lo que no quería.

Las películas tenían una duración de 15 minutos. Sennett daba órdenes precisas y elementales a los actores. Procuraba filmarlas en un día, en exteriores e interiores verdaderos: calles, casas... en definitiva, localizaciones con el menor coste posible. Su sistema cómico estaba basado en el gag, un chiste de imagen.
Sennett cogía después lo filmado, lo unía y le daba velocidad, ritmo y rapidez.

Chaplin estaba acostumbrado a trabajar con el método de Fred Karno, que se basaba en todo lo contrario, lentitud, teatralidad. El choque era inevitable.

Sennett piensa en rescindirle el contrato a Chaplin, pero cambia de idea cuando desde Nueva York le informan que desde que el nuevo actor aparece en las películas de la Keystone éstas se venden más que ninguna otra donde Chaplin no aparezca. Por éste motivo, en vez de despedirle, le deja dirigir (un cambio sutil) junto a Mabel Normand, co-fundadora de la Keystone y gran amor de Sennett.

El mayor éxito de la pareja Chaplin-Normand y de aquella época de la Keystone fue Tillie's Punctured Romance (Idilio desinflado) donde el personaje de Chaplin, un cazafortunas, se casa con una rica heredera para, más tarde, huir con el dinero junto a su verdadera novia. Para el personaje de Tillie, la heredera, Sennett buscó una famosa actriz de comedia, con un aspecto verdaderamente impactante, Marie Dressler.

Chaplin-Marie Dressler-Mabel Normand


Chaplin hace para la Keystone un total de treinta y cinco películas con altos y bajos. Algunas obtuvieron gran éxito como Charlot Camarero, otras como Charlot y la Sonámbula, fueron un fracaso. Igual que su relación porfesional con Mack Sennett. A veces Sennett tomaba la decisión de despedirlo, otras le subía el sueldo.

Sennett pagaba a Chaplin quinientos dólares a la semana. Un día, un agente de otra compañía se cuela en un rodaje disfrazado de cowboy como "extra" de una película y le ofrece a Chaplin mil doscientos cincuenta dólares a la semana. Chaplin acepta. Ha firmado un contrato con la Essanay Company.

Publicidad de la Essanay anunciando la incorporación de Chaplin a la compañía.


La sede de la Essanay residía en Chicago. Chaplin convence a los produtores para que le dejen filmar con la luz de California a la que estaba acostumbrado. Esperaba tener más libertad... y la tuvo.

Si la Keystone significó aprendizaje y órdenes, la Essanay significó descubrimiento y libertad. Y el mayor descubrimiento de Charles Chaplin en la Essanay no sería otro que el del personaje del tramp, el vagabundo, el descubrimiento de Charlot.


En la tercer parte: El nacimiento de Charlot.


PD: El 22 de septiembre, éste blog cumplió dos añejos. En nombre de mi compañero, White Gold, y en el mío, mil gracias.

martes, 20 de septiembre de 2011

Gilda, 1946




La enfermedad dejó en blanco sus recuerdos dejando su memoria vacía e incapacitándola para rememorar que un día tuvo el mundo a sus pies, que fue una de las estrellas más importantes de su época y la primera princesa de Hollywood.
Este mes, concretamente mañana día 21, se celebra el Día Mundial del Alzheimer, y no quisiera pasar por alto tal fecha.





Hoy os traigo uno de los grandes clásicos del cine y una de las mejores películas que jamás he visto. Gilda tiene un montón de imágenes que han quedado plasmadas en nuestra retina para siempre.

"Jamás ha habido una mujer como Gilda" decían los carteles promocionales, a lo que yo añado: jamás habrá una película como Gilda y una actriz como Rita Hayworth.

¿Qué decir de esta película? Favorita de millones de cinéfil@s a lo largo y ancho del planeta, hoy intentaré desgranar los entresijos de este maravilloso film noir.
¿Cómo definirla? Simple: esto es Hollywood.


Ladies and gentlemen, welcome to Gilda's universe.






Jonnhy Farrell (Glenn Ford), un tramposo de poca monta, llega a Buenos Aires y allí conoce a Ballin Mundson (George Macready), propietario de un casino que pronto acaba contratándolo y convirtiéndose así en su mano derecha. Tras una ausencia no muy dilatada, Ballin llega de nuevo a la capital argentina acompañado por su recién estrenada esposa, Gilda (Rita Hayworth) que a su vez también formó parte de la vida de Farrell en el pasado.
Los reproches y la tensión sexual irán en aumento, llegando a su punto álgido a partir de la desaparición de Ballin Mudson...





Rodada entre los meses de septiembre y diciembre de 1945, y estrenada en febrero del 46, el guión aún no estaba acabado cuando comenzó a trabajarse en la película y a medida que se rodaba fueron surgiendo nuevas ideas, es más, la famosísima escena del "desguante" con la canción "Put the blame on mame" se añadió ya casi al final de todo el rodaje. El otro número musical "Amado mio" también fue incluido a instancia de Harry Cohn, cabeza visible de la Columbia Pictures.

Y es que Rita Hayworth era una actriz conocida sobre todo por sus interpretaciones en el ámbito musical, y sus películas junto a Fred Astaire (quien dijo que había sido su mejor pareja de baile y que cuando llegó a la Columbia lo primero que hizo fue preguntar por ella) y Gene Kelly, por tanto era obligatorio que ella bailara y cantara (a pesar de que la voz era de Anita Ellis), así, se contrató a Jack Cole para que coreografiara las dos actuaciones musicales.

El vestuario, ideado por Jean Louis, destaca sobretodo por ese maravilloso vestido negro en palabra de honor con un lazo a la altura de la cintura y una espectacular raja hasta el muslo (y que hace unos años la firma de modas Calvin Klein sacó uno parecido en color blanco para que la actriz Eva Mendes lo luciera en los Golden Globes, y otra firma norteamericana para la actriz Jessica Biel en la gala de los Oscar del año 2009, evidentemente sin el mismo encanto) y que fue subastado en alrededor de 50.000 dólares; los guantes; las pieles y sobre todo el zapato, el zapato "Gilda", nombre con el que se bautizó al tipo de calzado que lleva Rita Hayworth cuando canta "Put the blame on mame".

La fotografía, de Rudolph Maté exalta la belleza y química de los protagonistas (en especial el hipnótico magnetismo de la actriz) apoyándose en los primeros planos.





La química entre Glenn Ford y Rita Hayworth es desbordante. Ellos coincidieron por primera vez en 1940 en La dama en cuestión , también de Charles Vidor, y esa química alcanza su punto álgido en el momento en el que Johnny Farrell le da la bofetada más famosa del cine a Gilda, en respuesta a la que ella le da unos instantes antes. Más tarde volverían a reunirse en 1948 (Los amores de Carmen) y 1952 (La dama de la Trinidad).








Esta película marcaría para siempre la carrera y la vida de su actriz principal, Rita Hayworth, que no sólo ha mantenido su sobrenatural embrujo sobre los/as espectadores/as, también ha sido el eje central de, por ejemplo películas hechas y libros escritos posteriormente, como Cadena perpetua (basada en el libro Rita Hayworth y la redención de Shawshank, de Stephen King) en los que la película Gilda y la imagen de Rita Hayworth (más presente en la novela que en el film) son clave y elemento central para el desarrollo de la trama. Además la imagen de la Hayworth en esta película fue impresa en la bomba que sirvió para hacer pruebas militares en las Islas Bikini ("Ese asunto me daba dolor de estómago", dijo años más tarde la actriz).

Todo ello son detalles que ayudan a la compresión del fenómeno social que fue esta mujer a finales de los 40, llegando a convertirse en el sex symbol indiscutible de la década y en la mujer más famosa de Estados Unidos, llegando a superar a estrellas tan rutilantes como Bette Davis, Joan Crawford, Ava Gardner o Barbara Stanwyck.
Parte de ello se debe a la profunda admiración que por ella sentía Charles Vidor, y que sin duda alguna, le ayudó a convertirse en una de las reinas de Hollywood.

También Harry Cohn supo ver en ella un diamante en bruto, y la exhibía como si fuese un trofeo en las fiestas y demás pompas que Columbia Pictures celebraba. El maganate era muy listo: sabía que era ella quien reportaba al estudio los mayores ingresos, tanto es así que en la década de los 50 este estudio ya no era considerado de segunda, estando al mismo nivel que MGM, Paramount o Warner: "Rita Hayworth ha sido y siempre será Columbia Pictures. Tal vez el estudio la haya convertido en estrella, pero recuerden que ha sido ella quien ha dado categoría al estudio", Frank Sinatra.





Además de Margarita Cansino, esta película está protagonizada por otras tres mujeres: Virginia Van Upp (una de las productoras favoritas de Harry Cohn), Marion Parsonnet y Jo Eisinger (a cargo del guión, junto al también guionista E.A Ellington). Quizá sea por ello por lo que el personaje central es un personaje libre, una mujer libre. Y busca una cosa por encima de todo, el amor: primero se casa con un hombre que no la ama y que apenas la toca, y el hombre al que ella ama, parece estar más preocupado por se jefe que por otra cosa. Sin embargo ella se rebela contra todo eso y muestra a una MUJER (efectivamente, con mayúscula), creo que es la primera vez que vemos una mujer en el cine que muestra que tiene un enorme poder sobre los hombres pero al tiempo es despreciada por ellos, y también por primera vez vemos a una mujer que muestra de una forma de los más natural posible que tiene apetencia sexual (que fue eso lo que más miedo daba a los grupo más conservadores) sin fines "malignos" (quiero decir con esto que no usaba el sexo para conseguir nada a cambio ni para manipular a los hombres).





Los personajes realmente raros, oscuros y siniestros son realmente los personajes masculinos que constantemente castigan a la pobre Gilda, cuando Mundson "se marcha" y ella cree que será feliz junto a Farrell, éste vuelve a despreciarla colocándole un cuadro en la sala de la casa de tal modo que cada vez que entre por la puerta recuerde a su primer esposo, una especie de castigo por las infidelidades de la pelirroja. Él está resentido, se casa con ella y la tortura encerrándola en una cárcel de oro.





La crítica francesa escribió: "Esta es una historia de amor entre dos hombres", es decir, que la película es un romance soterrado entre Farrell y Mundson y que Gilda es solamente la cabeza de turco. Esta afirmación se basa fundamentalmente en que no se sabe muy bien por qué rompieron Jonnhy y Gilda en el pasado. Los celos juegan un papel importante en la película, y está claro que los celos de ella van encaminados hacia él, ya que poco caso le hace, pero, ¿y los celos de él? ¿siente celos por Gilda o por Mundson? A todos esos elementos habría que unirle el hecho de que cuando Glenn Ford entra por la puerta al dormitorio por primera vez mira, de forma muy sutil, hacia la cama...
La relación amorosa entre Gilda y Ballin no es muy pasional que digamos: no duermen en la misma habitación, sino en una contigua.

Sin menospreciar a los críticos franceses de la época y su profundo análisis, tengo que reconocer que yo no he visto tal homosexualidad entre los dos personajes masculinos.

Sea como fuere, lo cierto que aquí la única que ama de verdad es ella, pues aunque va de hombre en hombre, y tras esa apariencia de femme fatale, es siempre usada como un simple florero.




Gilda es una película explosiva y eléctrica, y como prueba de ello tenemos dos escenas que lo destacan profundamente:

- La primera, cuando se reúnen los tres en el bar del casino: Jonnhy tiene una cara de pícaro y un brillo en los ojos frente a la frialdad de Mundson y el desconcierto de ella, pues está entre dos hombres fríos, esquemáticos y poco a poco le están destrozando la vida.

- La otra, la escena del baile de disfraces, cuando Ford y Hayworth están bailando y ella le pide que le descubra la cabeza, él al principio se resiste pero finalmente cede y deja que veamos esa espléndida melena rojiza...

El personaje de ella está veinte años por delante de la época en la que se estrenó, y las que escribieron e idearon la película y el personaje de Gilda plasmaron una mujer en pantalla absolutamente real, y aunque la veamos como una femme fatal, al final termina siendo la más buena y sensible de todos, inteligente y con ansias de libertad, una mujer que ama; una mujer sexy, independiente, pero que además es guapa, agradable y simpática.

El de ella es un personaje limpio y puro; este personaje femenino va mucho más allá de lo que viene siendo una femme fatale al uso dentro del film noir. Y desde aquí quiero romper una lanza (una, dos, o treinta y seis) a favor de Rita Hayworth, pues creo firmemente que es una de las mejores actrices del cine, aunque se la encasillara dentro de este rol.





Cuando esta película llegó a España, la Falange y el Opus Dei no podían soportar que la población viera esto, era lo contrario a lo que imponían sus valores. En Estados Unidos, los grupos ultracatólicos y más de derecha, y de defensa de yo no se qué moral decían que la imagen de ella no era la apropiada, que era ese tipo de mujer con la que un hombre no quiere casarse: la de toda una bomba sexual (años más tarde ocurriría lo mismo con Marilyn Monroe): que si hacía un streap-tease (y eso que sólo se quita un guante, y para nada resulta ordinario, sino algo totalmente sensual y eróticamente perfecto), esto, lo otro, lo de más alla...






Pese a todo, las mujeres querían ser Gilda, y no solamente por el vestuario, la moda y los peinados, sino porque veían en ella a alguien pasional que buscaba su propia satisfacción: tenía empuje, fuerza, erotismo, carisma y belleza. Y al tiempo es una mujer convencional, pues lo que más desea es que Farrell se enamore de ella y formar una familia.





Hasta Gilda Rita Hayworth tenía un estatus de actriz de comedia ligera y musical (a excepción de su primera película importante, Sólo los ángeles tiene alas, y la película que la encumbró Sangre y arena) y gracias a este film y a Charles Vidor se convirtió en un mito del cine, atención ¡a los 28 años!

A Orson Welles le molestó el éxito de Rita Hayworth, él la menospreciaba, la consideraba inferior (aunque como buen ególatra, en realidad él menospreciaba a todo el mundo). Al genio maldito lo que primero le gustó de la pelirroja, evidentemente, fueron sus curvas y su belleza, pero pronto se dio cuenta de que en la intimidad ella no era para nada una diva, era alguien totalmente hogareño y familiar, sin ansias de fama ni llamar la atención, por lo que pronto se puso a un nivel superior, contando apenas con ella. Gilda hizo que ella dijera "aquí estoy yo".





De las cosas que más rabia me da es de la escasa información que existe sobre Charles Vidor, que a pesar de haber creado un CLÁSICO parece haber pasado sin pena ni gloria por el mundo del Séptimo Arte.

El húngaro trabajó casi toda su carrera como director en la MGM primero y en Columbia Pictures después. Tras sus primeros pasos en la UFA, llega a Hollywood para convertirse en la mano derecha nada más y nada menos que de Alexander Korda, posteriormente como montador y guionista.
Falleció mientras rodaba Sueño de amor de un ataque al corazón. George Cukor finalizó la película, quien se negó a que su nombre apareciera en los créditos.



Charles Vidor.




A grosso modo la relación de este triángulo amoroso es más o menos así: un buscavidas y una bailarina de poca monta se conocen, tienen una relación que se rompe de una forma, por lo que se puede leer entre líneas, no muy amistosa, era una relación tortuosa. Pasan los años, Jonnhy conoce a Ballin y se hacen amigos, poco tiempo después este último llega con Gilda, su esposa, y el primero le dice: "¿No decías que el juego y las mujeres son incompatibles?", aquí es donde los críticos franceses ven también una presunta homosexualidad, ya que el tono con el que le lanza esa pregunta es de reproche y sorpresa. Aunque insisto en que yo no veo tal homosexualidad.





De esta película cambiaría una cosa: el final. Creo que es demasiado "happy end" para lo turbio del resto del metraje.





"Si yo fuera un rancho me llamaría tierra de nadie" Gilda.






"¿Te intereso saber lo mucho que te odio, Johnny? Te odio de tal modo que buscaría mi perdición para destruirte conmigo" Gilda.





"Los hombres se acuestan Gilda, pero se levantan conmigo" Rita Hayworth.





Cuatro fueron las mujeres que formaron este maravilloso arquetipo de mujer y que cimentaron un estereotipo cinematográfico, Gilda: un mito elegantemente erótico de tal magnitud que no se ha vuelto a repetir, pero que al tiempo ha quedado grabado a fuego en la historia del cine: Rita Hayworth era la maestra de ceremonias, pues es ella quien mueve toda la acción.





Como final un par de reflexiones: la película Gilda se ha mantenido con el paso del tiempo y no ha perdido ni un sólo ápice de aquello que le hizo triunfar. Con ella, Rita Hayworth se convirtió en una actriz de tal fama que eclipsó a toda actriz y todo actor nombrable, una estrella indiscutible del cine; una mujer que además de bella era buena actriz y poseía un gran instinto para la interpretación, y que como dijo George Cukor, tenía una personalidad y una profundidad que trascendió su trabajo, haciendo que sus fans se interesasen más por ella que por sus personajes.



Rita Hayworth y George Macready.

Cuando Glenn Ford recibió en 1987 el premio Donosti del Festival de Cine de San Sebastián en honor a toda su trayectoria, de entre todas sus películas eligió esta para el homenaje, no pudiendo contener las lágrimas cada vez que Rita Hayworth aparecía en la pantalla.



P.D: Tanto Bruja Truca como yo quisiéramos agradecer de todo corazón al compañero DeWitt de soyconfeso.blogspot.com el premio por nuestro Buen hacer que desde su blog nos ha concedido: mil gracias.





Hasta la próxima entrada corazones.

martes, 13 de septiembre de 2011

Las Diabólicas (Les Diaboliques) 1955


Cualquier cinéfilo que se precie ha oído hablar de "Las Diabólicas" y ha leído mil y una recomendaciones sobre ésta película. Una no entiende el porqué de tanto entusiasmo hasta que ve la película y le falta tiempo para recomendarla al día siguiente.

Una película imprescindible en cualquier videoteca, "Las Diabólicas" no pertenece exclusivamente a ningún género en particular. Bebe del expresionismo alemán, del cine negro norteamericano y hasta del cine de Buñuel. Una obra artesanal sin efectismos ni sustos fáciles. Un misterio que se va cociendo a fuego lento, preparando al espectador para un final incierto.


En una escuela de provincias (Paul Meurisse) el director convive con su mujer (Vera Clouzot) y su amante (Simone Signoret). Tanto la mujer como la amante viven bajo el yugo del sádico y tirano director. Hasta que un día trazan un plan y asesinan a éste odioso crápula.


Entre las dos, tiran el cuerpo sin vida a la piscina del colegio para simular el ahogamiento del director. Ante la situación insostenible de nerviosismo, ambas provocan que la piscina sea vaciada para terminar con su tormento. Cuando vacían la piscina, no hay ni rastro del cadáver. El desconcierto y el pánico se apoderan de ambas mujeres y empiezan a suceder extraños fenómenos. El espectador no sabe a que atenerse.


H.G. Clouzot se hizo con el titulo de rey del suspense. Se dice que Hitchcock realizó "Psicosis" para recuperar el titulo perdido. Intentó comprar los derechos de ésta película pero Clouzot se le adelantó.




Como ya sabréis, al final de la película se pide al espectador que no revele el final a los amigos interesados en verla "No sean diabólicos".


Las Diabólicas está basada en la obra "Celle qui n'etait plus" de Pierre Boileau y Thomas Narcejac, los mismos autores de la novela "Entre los muertos" que Hitchcock llevó al cine rebautizada como "Vértigo".


El ambiente opresivo y oscuro de la película es realmente asfixiante. Ni siquiera la plana actuación de Simone Signoret y su cara de catatónica estropean el ambiente.
Vera Clouzot, sin embargo, realiza un trabajo muy digno, aunque su carrera conste sólo de tres películas, todas bajo la dirección de su marido, H.G. Clouzot


La música es otro de los puntos fuertes de ésta película. Desde el principio crea el ambiente tétrico perfecto. La típica música que te pone de los nervios, espeluznante.


Con miedo a desvelar nada, no diré nada más, sólo que puedo recomendar y recomiendo, Las Diabólicas.

La mismita cara se me quedó cuando ví el final.